"La hechicera decidió abandonar su escoba. Perdió el temor a las alturas, y sorprendida de su valentía, se elevó por los aires, cual pájaro encantado, por la tormenta del Invierno. ¡Ahora sus pies eran livianos!...Tan livianos eran sus pies, que podía viajar por el espacio, sin tiempo." (Sandricuentos 151)
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