"¡Hasta las acelgas escucharon! Algunos atentos y otros distraídos. El grupo resonó como antena parabólica. Ni juglares, ni artistas. Ni payasos, ni arlequines. Volitiva en expresión, hiperbolizando el momento, hizo de sus manos y boca, una sola palabra. " (Sandricuentos 257)
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