"No sólo el arpa fue su consejera, también, lo fue la gaviota. Dos, tres, cuatro...cinco gaviotas. Quiso ser sirena y mojó al bombero. Quiso cantar, y ahogó al marinero. Quiso tocar el cielo y sacó plumas de ángel. Solamente, le falta una cosa: sonreír al pintor que llora en su rostro." (Sandricuentos 302)
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