"Su cabellera enarbolada se abruma. Siempre, entona la misma partitura. Silba corcheas y resopla silencios. La regadera asciende desde su mano, y sobre el tulipán derrama barniz
en caída de cintas. Es ella_ dicen las flores. La
misma que cada día, sin dormir, nos cuida. Aquella lumbre se regocija entre colinas y cerros. El manto del paisaje rupestre, sin tenerlas, forma un nido de casitas." (Sandricuentos 368)
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