"Patidifuso y de fastuoso delirio, se interna en la fragilidad de su almohada. No acaba de quedarse dormido, cuando su cuerpo absorto se eleva sobre la cama. Es así como sueña. Su sombrerito de hélice lo lleva lejos. Sueña en las noches con alas de pájaro salvaje. Porque, siendo niño, su alma liviana y pura, lo deja turulato de anhelos. Como quien ve visiones eleva su masa corpórea, tan efímera y breve. Así es el niño volador." (Sandricuentos 373)
Ilustración "El niño volador" de Rosario Elizalde |
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