Lámpara del coraje, ¿volarás al encuentro de tu cosecha?, ¿entrarás en el nicho -opuesto- a la venganza? Oh, dulce amor, dulce siembra, dulce honra... Eres digna de dicha plena. La voz del viento no dejaba de pregonarle al oído, haciendo mérito a la libertad y al reconocimiento (Sandricuentos 465).
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