Falta poco para la hora final. ¿Quién viene, quién va? Ella, la comediante, viste de gala para la tertulia. No hay mirada que valga una rosa frente al espejo que siembra golondrinas. Esa triste mañana de invierno, terminó su lectura, creyendo que era reina. Por poco y pierde la corona (Sandricuentos 509).
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