"Lo huele, lo busca, lo siente y merodea. Se esconde detrás de su cabellera y casi perdiendo el equilibrio se afloja hacia adelante. Necesita llegar al final. El farolito, por poco, quema el espacio vacío, de los suspiros de niña, que no alcanza. Podría aletear toda la noche, detrás de ella, y no se daría cuenta. Estira su brazo un poco más y el porrazo es inminente. "(Sandricuentos 267)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los Sandricuentos son microtextos que están numerados para su identificación. Comente, comparta su nombre y no ponga enlaces con otras URL ¡Gracias! ©