"Camina en la edad en que todo problema se agranda. Lanza su último deseo, pero la piedra es intrépida y lo hace a su antojo. _¡Piedra fugaz!_ le grita. El cielo se contiene y la playa se hace espejo con seis caminos nuevos de treinta aristas. Se anima, se incomoda y camina, pero no entiende. Su vida queda marcada. La ilusión óptica es real. Treinta años más y volverá al mismo lugar, dando las gracias al cielo." (Sandricuentos 281)
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