"Cada noche fue el testigo de los besos y abrazos. Los gemidos de la luna, lo sonrojaron. Prefirió cerrar sus ojos. Sus verdes hojas, ahora rojas, de vergüenza, crecían con cada aliento de vida. Dormía durante el día y se desvelaba por las noches. Fue así, durante, todo el verano. "(Sandricuentos 306)
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