"Debieron pasar muchas horas para darse cuenta de la propia abulia. Entonces, decidió caminar. Caminó y camina. No sabe si va de ida, o si viene de vuelta. Jamás detiene el tranco. Es fuerte y a la vez, es ligera. Lo mejor es la brisa otoñal en sus mejillas. Esta es la consecución. Dos pasos, un secreto y el triunfo es total." (Sandricuentos 381)
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