"Hace mucho tiempo, atrás, existió el niño luminiscente. Vivió entre paredes, callejones y calles. Todavía vive, pero sentado. Vacuo, vano, pero no frívolo. Su cabeza hueca está llena de contenidos. Se estira como línea y se encoge como punto. El todo en el vacío. En su destino filosófico y poético, él puede reflexionar. Su creador grafitero se fue. La ciudad está triste y él lo siente cada noche." (Sandricuentos 382)
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