El abandono soltó
sus capas. Se puede convertir en material desechable, según, dónde venga
el agua. Y si fuera botecito, el juego replegaría sus cartones en las manos
infantiles, desiertas, de adultez, para dar vuelta hacia una nueva historia.
Todo es un sueño cartonero, pero su destino, no (Sandricuentos 425).
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