¡Ovejas, vengan a mí!, grita en su almohada. La vida es una cumbre de saltos galopantes ante tanta adversidad, pero es durante la noche cuando se crean las mejores soluciones dentro de tres cajones, un cuadro y cientos de patas peludas. Su nombre es Clarisa y se sabe cabra chica (Sandricuentos 433).
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