Cada noche sale del árbol. Ella es árbol. Sus cenizas yacen en ese lugar. Raíz. Semilla. Hojas. Nada respira como antes. Ella no tiene nariz. El tacto la despierta, y siente. Es paciente. Ella es árbol. El bosque huele a lignina y a fantasma. Ella, el alma en pena, borra su huella (Sandricuentos 449).
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