Es presa cautiva de su insomnio. Su ama duerme, a intervalos, como los suspiros del jazmín, que se enredan en la ventana. La noche es cálida y siembra esperanza, a la vez, el ronroneo promete un buen descanso, mejorando el dolor de huesos (Sandricuentos 476).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los Sandricuentos son microtextos que están numerados para su identificación. Comente, comparta su nombre y no ponga enlaces con otras URL ¡Gracias! ©