Las secuelas del invierno
reposaron en sus botas. Quedaba algunas cosas pendientes para reconstruir un
nuevo verano, pero faltaban las huellas de su antecesor. Jamás pensó que dicha
situación fuera a ensombrecer su camino. El vaivén de los lirios adormecía su
magia, pero no su poder (Sandricuentos 489).
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