Sabía que eras tú: mi yo caminante. Me esperabas en el punto de contacto exacto. Me seguías: merodeante. Vigilante y expectante, sigilosa mirada oblicua. Eres mi espíritu felino vivo y despertando. Sacas las garras y ruges al viento de leona (Sandricuentos 536).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los Sandricuentos son microtextos que están numerados para su identificación. Comente, comparta su nombre y no ponga enlaces con otras URL ¡Gracias! ©