Supo que lo mejor era colgarse patas p'arriba. El diseño del paisaje cambió radicalmente. El campo, ciudad; la ciudad, playa; el cielo, tierra; el viento, agua. ¡La realidad la sujetaba como arañita voladora! Esa tarde fue fenomenal... los miedos se fueron, el vacío se hizo juego y el ronroneo su compañía (Sandricuentos 512).
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